La dehesa, con sus valores paisajísticos, sociales y culturales, es un sistema muy ligado a la población rural. En los últimos años se ha convertido en reclamo para la práctica del turismo de naturaleza y gastronómico, ofreciendo numerosas posibilidades y grandes ingresos.
Nuestras dehesas son puntos de interés cultural y recreativo donde el acondicionamiento de alojamientos rurales permite participar en las actividades tradicionales agrícolas y ganaderas o en la elaboración de productos típicos.
Entre las distintas posibilidades destaca el turismo ornitológico, ligado a las zonas ZEPAS (Zona de Especial Protección para las Aves) y LIC (Lugares de Importancia Comunitaria), como el Embalse de Cornalvo y Sierra Bermeja, dehesa de Jerez, Monfragüe y las dehesas de su entorno.
También las dehesas boyales, por su proximidad a los núcleos de población, son utilizadas para el desarrollo de actividades socio-recreativas.
Las vías pecuarias (rutas o itinerarios utilizadas tradicionalmente por la ganadería trashumante), junto con las vías verdes y caminos comunales, constituyen hoy día las principales infraestructuras para la realización de rutas a caballo o para la práctica de senderismo o cicloturismo.
La pesca ha dado también lugar a un turismo relacionado con esta práctica. En las últimas décadas, ha pasado a tener un importante componente lúdico y recreativo, llegando a convertirse en un auténtico deporte, que aprovecha los recursos piscícolas que ofrecen los ríos y charcas presentes en el paisaje de nuestras dehesas.
El micoturismo, la recogida de espárragos y plantas aromáticas, la berrea, la caza, entre otras muchas actividades, están también ligadas al turismo en la dehesa.